
El dia que mi marido se convirtió en cornudo consentidor Relato publicado originalmente en SexoSinTabues. Soy Juliana de 29 años, me describo como una mujer trigueña, atractiva, alta mido 1. Visitó varios médicos pero las famosas pastillas que ahora existen le perjudicaban la presión y su ritmo cardíaco por lo cual no podía tomarla frecuentemente. Yo como dije soy muy cachonda y cuando no podía tener sexo con mi marido, lo ponía a él a meterme dos y tres dedos en la raja y unos o dos dedos en el culo hasta hacerme venir, pero al final no terminaba yo satisfecha del todo, y Juan se daba cuenta de eso. Una noche, no se si fue planeado o no, mi marido lo niega, pero yo creo que si fue con hecho pensado. Mi esposo Juan invitó a dos ejecutivos amigos suyos de la empresa donde él labora, a cenar en la casa, eran Victor, de unos 35 años, bastante alto y de buen porte, y Nicolas, que le decimos Nico, de unos 28 años, muy guapo y atractivo, me a confesado mi esposo que Nico es un tipo mujeriego y que se ha acostado con varias secretarias en la empresa, solteras o casadas, no le importa mucho.
Ha es que José era muy envidioso demasiado. Hace unos diez años tuve a seis amantes con los que me veía y se me estaba complicando la cosa y decidí bajarle. Me mira y me pregunta. Ambas nos reímos. Nos volvimos a reír.
Mi nombre es Jamie, y a la edad de veintiocho años tengo un hijo de dos años y una hija de cuatro meses, que también estoy amamantando. Hemos tenido la suerte de que los ingresos de Ed son suficientes para que me quede en casa y críe a nuestros hijos. Nos conocimos en la facultad y hemos tenido una vida venéreo increíble desde la primera cita. Siempre ha sido un hombre de hombres, y nuestras sesiones de mierda podrían durar horas, con él corriéndose varias veces y yo teniendo orgasmos casi constantes.
Gobernante de Malaga con cornudo consentido y sumiso. MesalinaMalaga El material incluido en este blog es propiedad exclusiva de MesalinaMalaga. Tras varios intentos por su parte, por fin, y tras hacerme una encerrona con otro conocido de Internet, nos conocimos en una cena de amigos. Supongo que a ella le pasaba lo mismo, aunque no era novata como yo en estas lides. Así que entre risas y cachondeo, nos marchamos del local, eso si…. Llegamos a casa y ahí estaba el cornudo esperando tal y como yo lo había dejado.